Los simples, son aquellos hidratos de carbono de absorción rápida, es decir, llegan rápidamente a la sangre porque su metabolización es muy rápida al estar compuestos de moléculas más simples. Se les llaman monosacáridos: glucosa, fructosa y galactosa. Y a partir de la unión de éstos entre ellos, obtenemos los disacáridos: sacarosa, lactosa y maltosa/isomaltosa.
En alimentos los hidratos de carbono simples los encontramos en azúcares o edulcorantes como el sirope de maíz, la miel y azúcar de fructosa. En cereales no integrales como las harinas refinadas, el maíz, el trigo y el arroz. En legumbres y hortalizas como las patatas, el brócoli, las judías, la soja, las cebollas, las espinacas y los guisantes. También en frutas como la piña, la naranja, los plátanos y el mango. En productos lácteos como la leche y el yogurt. Y en productos procesados como las tartas, galletas, pasta, pan no integral y bollería industrial.
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